A este respecto debemos señalar que la entrega de los extractos de lavado por parte de los Tedax a la Policía Científica venía constituyendo procedimiento habitual, hasta el punto de que las actuaciones así llevadas a cabo se relacionan en un legajo de veintitrés folios. En el caso del 11-M se hizo una excepción y no se siguió el protocolo habitual.
Es más, dicha excepción viene a ser una herejía, como cualquier estudiante de laboratorio sabe:
Tampoco dice nada [el Juez en la sentencia] de que los Tedax lavaran las muestras y no guardaran el material, pese a que cualquier estudiante de laboratorio sabe que hay que hacerlo.
Me recuerda esto a una de las máximas de Marx, Don Groucho, en “Sopa de ganso”: "Claro que lo entiendo. Incluso un niño de cuatro años podría entenderlo. ¡Que me traigan un niño de cuatro años! Esto me parece chino."
Pues eso. Que les traigan un estudiante de laboratorio. Por cierto, también dijo una vez Marx, Don Groucho: “¿Servicio de habitaciones? Mándeme una habitación más grande.” Poco le falta a Iglesias para hacer el quinto hermano Marx cuando pide un estudiante de laboratorio ¿dónde se estudia para llegar a ser laboratorio?
Mal andamos cuando tienen que pedir consejo a un estudiante. Pero de eso hablaremos luego.
Porque de un asalariado de “El Mundo” y de su químico favorito, yo esperaba que trajeran testigos directos y de peso que recitaran de memoria las normas y reglas quebrantadas, o como mínimo que tuvieran a bien publicar cuál es el procedimiento habitual vulnerado y el protocolo incumplido; por menos de eso Pedro Jota Ramírez saca filtraciones de sumario, entrevistas, montajes fotográficos y lo que haga falta, pero en este caso, no ha tutía.
De hecho, ni la circular 50/89 ni la posterior modificación por la Subdirección General Operativa de la Dirección General de la Policía, que regulan las siempre problemáticas relaciones entre dos cuerpos cuyas funciones se pueden llegar a solapar (en este caso TEDAX y Policía Científica), no desciende al detalle; como es lógico, solo dice: “Hágase la luz, y hágase bien” sin meterse a decir a los peritos químicos como tienen que hacer su trabajo, que seguro conocen mucho mejor.
- A. En el supuesto de explosiones producidas con ocasión de atentados terroristas y, una vez los Técnicos Especialistas en Desactivación de Explosivos, hubiesen realizado los estudios y comprobaciones pertinentes, para la determinación de la no existencia de otros artefactos explosivos y, conjuntamente con los Grupos de Policía Científica, procederán a la recogida de vestigios, restos, muestras, etc, de la explosión.
- B. De todo lo recogido, redactaran, conjuntamente, la oportuna ACTA, en que describirán, todos y cada uno de los restos y vestigios recogidos.
- C. Tras los estudios preliminares de los mismos por los funcionarios de ambos Grupos, en el ámbito de sus respectivas competencias, los envasarán en los recipientes idóneos y remitirán al Servicio Central de Policía Científica, sito en el Centro Policial de Canillas.
Busquen, busquen; no encontrarán protocolos ni normas en los que digan que las muestras deben tratarse obligatoriamente con acetona, o con metanol, o con cualquier otro producto, o que deba mandarse sí o no a la Policía Científica el agua resultado de ese tratamiento.
No aporta Iglesias ningún documento legal escrito que haya violado la perito con su trabajo del día 11 de Marzo de 2004.
¿Y testigos? Ah, eso es otra cosa. Dice contar con un documento de 23 folios que, al parecer (no lo hemos visto, no lo ha publicado “El Mundo”, no aparece una mísera página de él en el libro “Titadyn”) recoge una relación de entregas de muestras de extractos de “lavados” a la Policía Científica. ¿Lo ha visto Antonio Iglesias? ¿Lo ha visto Casimiro? Pues posiblemente sí, pero en el libro sólo se apoyan en la alegación de un abogado: “Según alegó en el juicio oral el letrado Juan Carlos Rodríguez, de la Asociación de Víctimas del Terrorismo” dice, en una nota al pie, así en pequeñito, como para que no lo lean, o por lo menos no lo lean los cortos de vista y los que han olvidado las gafas.
Supongamos que ese legajo de 23 folios existe de verdad y contiene unas cuantas decenas de peticiones de los TEDAX para que se analicen, en la policía Científica, muestras líquidas procedentes del tratamiento de los restos explosivos. En principio, no tendría por qué molestarnos ni ofendernos. Imaginemos que la perito químico de los TEDAX encuentra una mancha sospechosa en la pared de un vagón. Claro que podría pedir un hacha, reducir a escombros medio tren, y mandar a la Policía Científica la pared con la mancha, pero es más probable que coja unas torundas, las impregne en acetona y agua y, en un medio de conservación adecuado, lo mande a la Policía Científica.
Pero, ya que hemos visto que ningún protocolo ni reglamento manda hacerlo… ¿constituye esto “el procedimiento habitual?”
Ciertamente no. Ignoramos cuántas de estas acciones se recogen en el legajo presentado por Juan Carlos Rodríguez, pero la perito TEDAX declaró en el juicio:
Bien, siempre que en las muestras haya un incendiario, gasolina, o sea, un artefacto incendiario, se envía directamente a Policía Científica. La determinación de los combustibles incendiarios tienen que hacerlo ellos. Muchísimas veces por la razón que haya sido, se han mandado.…Creo que de 3000 asuntos eran unos setenta y tantos hechos por Policía Científica.
Recordemos que dicha declaración fue hecha bajo juramento y que, sin duda, si el porcentaje de muestras remitidas a la Policía Científica fuera muy distinto a ese misérrimo 2’2 % que , ese legajo se hubiera publicado como regalo con el dominical “El Mundo”
Pero, claro, nuevamente recuerdo aquello de “A quien va usted a creer, ¿a mi o a sus ojos?”, que es una frase falsamente atribuida a Marx, Don Groucho, pero que corresponde a su hermano Chico y, desde ahora, a Iglesias y García Abadillo, el Nuevo dúo cómico.
Bueno, oiga, dice el peoncillo residente bajo mi escritorio pero aunque la perito TEDAX no lo haga, seguramente es lo que hay que hacer, ¿no? lavar con agua y acetona y mandar las muestras a himbeztigar.
Pues… no exactamente. O por lo menos, ni es lo que se ha estado haciendo durante los últimos 20 años en el laboratorio TEDAX sin que nadie se haya quejado, ni parece que esa actitud sea muy lógica ni coherente con el método de trabajo, y las necesidades de sacar resultados urgentes, de un perito TEDAX. Veamos cómo lo cuenta la agente nº 17632 (17632, Casimiro, 17632):
Perito Tédax: Los extractos orgánicos los ejecuto con la mínima cantidad imprescindible de acetona para no tener que esperar. … Yo no nunca extraigo con cantidades enormes de acetona dado que conllevaría evaporar… y puedo perder componentes. … Esas cantidades evidentemente, se utilizan o se evaporan, con que se deje en el ambiente del laboratorio… Los extractos acuosos se utilizan para añadirles reactivos encima…se inutilizan porque se añaden cosas para ver y detectar, luego entonces esa es la práctica que se hace, por tanto, nunca se han guardado.
No sólo es que la perito utiliza una muestra muy pero que muy pequeña, con el mínimo posible de diluyente, para obtener las máximas concentraciones posibles de componentes explosivos con la mínima cantidad de pérdida de muestra posible, sino que, además, el líquido, al haber sido ya tratado con las gorrinadas, perdón, los reactivos químicos, queda ya alterado y no nos dará un resultado fiable, o al menos muchísimo menos fiable que el trozo de muestra que, sin tocar, ha reservado la perito para eventuales contra análisis:
Gómez Bermúdez: La disolución queda contaminada en lo que reste.
Perito Tédax: Es que se utiliza para identificar.
GB: Si, si, eso lo he entendido, pero lo que queda ya no serviría para hacer nuevos análisis.
Perito Tédax: En el momento que se identifica ya eso se desprecia, y se toma otra porción para hacer otra identificación. Es decir, se gasta en cada una de las identificaciones una porción de esa solución.
GB: Bien, y lo que queda, si queda, ya no sirve.
Perito Tédax: Si queda con añadidos, evidentemente…
En fin, todo esto lo defendió la perito en juicio, y nadie le contradijo, nadie le preguntó, nadie le planteó estas interesantes y semi-inteligentes objeciones de nuestros dos escritores de less-sellers. Parecen también querer seguir la norma marxista (de Don Groucho) de “El secreto del éxito es la honestidad. Si puedes evitarla, está hecho”, aunque en su caso me parece que el Pulitzer pasa poco miedo.
Y eso pese a las algaradas y alaridos de su jefe (Pedro Jota) empeñado en decir de sí mismo maravillas, compararse con Zola y así, y tratar de pasar por el paradigma de la honestidad. Aunque ya dijo (¿a que no saben quién?) Sí, él, Marx, Don Groucho: “Solo hay una forma de saber si un hombre es honesto, preguntárselo, y si responde 'si', sabes que está corrupto.”
Bueno, oigo una vocecita conspiracionista debajo de mi escritorio, pero ¿cómo saber si es cierto eso de que las muestras con reactivos quedan alteradas?
Hombre, porque es lógico. Pero como nunca ningún conspiracionista ha creído en la lógica (“Él puede parecer un idiota y actuar como un idiota, pero no se deje usted engañar, es realmente un idiota” dijo una vez Marx, Don Groucho, de alguien que actuaba como ellos) acudiremos en demanda de consejo al químico de moda, Antonio Iglesias.
Sabíamos que nuestro amigo ha utilizado profusamente el método de extracción con agua y acetona del que abomina en probetas de otros. Es, pues, defensor de esa práctica de ya-saben-quién cuando dijo: “Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros.”. La Química Según, que decía Rasmo.
Pero hay más: a la hora de establecer la pureza, o la utilidad, de las muestras estudiadas, se permite licencias que su intolerante inquisitorial integridad no hubiera admitido de habérselo contado en otros. (Primer Premio de Literatura de Ciencia Ficción, pág 127)
Criterios de selección según el orden de realización de sus análisis cromatográficos
En la técnica de cromatografía de gases cada muestra se ha preparado por el método SPME y se ha analizado dos veces, cada una con su correspondiente preparación, una en cada cromatógrafo. No se ha prefijado un orden de análisis, sino que se ha utilizado el cromatógrafo que estaba disponible.
En caso de disparidad entre los resultados obtenidos en un cromatógrafo y otro daremos prioridad a los que correspondan a la muestra analizada en primer lugar, porque interpretamos que la analizada en segundo lugar habrá experimentado un empobrecimiento en sus componentes más volátiles debido a haber sufrido dos extracciones SPME.
“Uséase”, y aunque la prueba empleada no es la misma, el perito Iglesias reconoce que, como en el gato de Schrödinger, la mera observación mata al gato. Por lo tanto, la práctica habitual es la que hizo la perito, como los grandes de fútbol: tocar poquito la muestra, perder la menor cantidad posible, guardar el resto para análisis posteriores, y no hará ninguna falta guardar líquidos de lavado alterado ni otras cochinadas. Es lo que haría cualquier químico (que digo yo que sabrán más que los estudiantes de laboratorio en que parece recabar sus fuentes Iglesias), es lo que hizo la perito, es lo que declaró bajo juramento, y es lo normal.
En fin. Terminemos con otra frase de Marx (Don Groucho) que parece que ni pintadas para este caso:
“Desde el momento en que tomé su libro me caí al suelo rodando de risa. Algún día espero leerlo.”
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