Por otra parte, lo que sí ha quedado corroborado es que el jefe de los Tedax, Sánchez Manzano, se precipitó al asegurar ante la Comisión que «ningún miembro» de su unidad había dicho Titadine. El juez Garzón reveló que al menos un Tedax sí lo hizo, a las 12.20 horas del 11-M junto a las vías de Atocha. El PP ha solicitado que el magistrado identifique al agente en cuestión para que luego se le interrogue sobre si trasladó su percepción a su superior. Esto es fundamental para determinar si Sánchez Manzano -cuya explicación de por qué su nombre figuraba en la agenda de la confidente Carmen Toro, resultó poco verosímil- engañó o no a la Comisión.
El señor COMISARIO JEFE DE LOS TEDAX (Sánchez Manzano): Comiencen ustedes a hacer la búsqueda, aseguren la zona y, por supuesto, como lo mandan las normas que regulan nuestra especialidad no faciliten ninguna información a nadie que no sea el comisario jefe de la unidad, que es el responsable de toda la especialidad y director técnico de la misma.
...
Hasta que no se hacen los análisis de los restos nadie de la especialidad se va a pronunciar sobre qué material explosivo componía el artefacto.
Pero no en esta ocasión, siempre.
¿Cómo es posible que el juez Del Olmo se haya creído el cuento chino de que si tenía en su agenda el teléfono del jefe de los Tedax era porque un policía de los que la visitaron utilizaba como alias el segundo apellido del comisario Sánchez Manzano y que la Comisión parlamentaria no haya ni siquiera tratado de aclarar el enredo?
No quedan aquí las cosas. El 16 de Mayo de 2005, en los míticos Agujeros Negros del 11-M, concretamente en el número 17, titulado "La mochila número 13", Sánchez Manzano sufre otra vez los ataques de "El Mundo":
Es más, el propio Manzano acudió a Asturias y participó sobre el terreno en la investigación del entorno del que presuntamente proporcionó los explosivos a los terroristas, Emilio Suárez Trashorras. Y todo ello cuando el juez Del Olmo ya había encargado oficialmente la investigación de los explosivos a la Guardia Civil. Fueron miembros de la Benemérita los que resaltaron que en casa de la mujer de Emilio, Carmen Toro, se había encontrado una agenda en la que estaba apuntado junto al nombre de Manzano un número de teléfono. El comisario salió al paso diciendo que el número correspondía a un inspector al que llamaban por ese nombre. Los guardias civiles que llegaron desde Madrid a Asturias para investigar la trama de explosivos jamás se creyeron esa versión.
Mentiras y despropósitos encadenados, uno detrás de otro. Ni Sánchez Manzano viajó a Asturias, ni participó en la investigación sobre el terreno, ni contravino las instrucciones del juez de Instrucción, ni "salió al paso" de una confusión que resolvió, solito, el juez Del Olmo, ni el nombre apuntado en la agenda de Carmen Toro era el suyo, ni Sánchez Manzano sabía que "llamaban" por tal nombre a Parrilla, ni los Guardias Civiles creyeron ni dejaron de creer nada.
¿Se puede acumular más falsedades y barbaridades en tan poco espacio? Sí, pero es francamente difícil. La propia juez Lledó reconoce que este párrafo es una falsedad, si bien lo considera un error poco relevante... pese a la evidente malicia con la que se acusa a Sánchez Manzano de saltarse las órdenes del juez y viajar a Asturias con váyase usted a saber qué aviesas intenciones.
Continuando en el año 2005, el propio Pedro José Ramírez publica un artículo de opinión, fechado el 14 de Agosto de 2005, bajo el titular "Primera exposición razonada a favor de la reapertura de la Comisión del 11-M"
O al menos tratar de aclarar quién y por qué permitió al ex minero telefonear a su mujer en las decisivas primeras horas tras su detención, desde un número junto al que ella apuntó el segundo apellido del jefe de los Tedax, Jesús Sánchez Manzano.
¿Mande? ¿Qué tiene que ver Sánchez Manzano con la llamada telefónica que Carmen Toro hizo -según el periódico "El Mundo"- a Parrilla? ¿Por qué no se lo preguntan al propio inspector? Porque - y atentos a la forzadísima manera de meter a Sánchez Manzano en ésto - Jesús Parrilla, uno de los policías que se desplazaron a Asturias para investigar los hechos, resultó favorablemente impresionado por la colaboración de Suárez Trashorras y Carmen Toro. Fue él quien facilitó a la esposa del ex-minero un número de teléfono junto al cual la joven anotó el nombre que Parrilla le dio. Pues bien, al parecer, desde ese número (un fijo, perteneciente a la Unidad de Jesús Parrilla, en Canillas), se permitió a Suárez Trashorras que llamase a su mujer tras ser detenido y llevado a Madrid. ¿De ésto también tiene la culpa Sánchez Manzano?
Pero no crean. No queda así la cosa, ni siquiera en este artículo. Continúa..
Pero esto no tiene el menor viso de suceder pues, a la vista de ciertos contenidos del sumario, cualquiera diría que una de las más contumaces aficiones del juez instructor es la de ser engañado por el comisario Manzano. Todo sugiere que eso ya ha ocurrido en al menos tres ocasiones y que Su Señoría se ha tragado la ocurrencia de que un policía de base que se trasladó a Asturias usaba como alias el frutal apellido de su jefe...
Hombre. Qué gracioso. Pero, insisto, la "ocurrencia" de llamarse de tan "frutal" manera, será achacable a Parrilla, y no a Sánchez Manzano. Y si tal "ocurrencia" es inverosímil, díganlo los lectores, no sólo de estas líneas, sino de "El Mundo" de 18 de junio de 2004, donde sus redactores tragaron, como vulgarmente se dice, "hasta la bola". Y se me ocurre a mí si no será más curiosa "ocurriencia" la de llamarse Parrilla...
Bueno, pues para finalizar con el año 2005, y con la serie, veremos lo que se decía en "El Mundo" el 2 de octubre de 2005, en el artículo "El jefe de los Tedax rechaza reproducir las explosiones del 11-M", bajo el epígrafe "El contacto de Carmen Toro":
En un registro a la imputada Carmen Toro se halló un número de teléfono junto a un nombre: «Sánchez Manzano (Canillas)». Cuando el juez llamó, respondió un agente de la UCIE integrado en la investigación del 11-M. Le dijo que en varias ocasiones había empleado el nombre Sánchez Manzano como alias y que le había proporcionado el teléfono a Carmen Toro por si recordaba algún detalle relevante.
Lo cierto es que, al leer la falsedad de que la agenda de Carmen Toro contenía los dos apellidos de Sánchez Manzano, pero atribuyendo la confusión a Jesús Parrilla -aunque, pudorosamente, "El Mundo" ya no informaba de la identidad del policía cuya "ocurrencia" ocasionó el embrollo ¡qué buenos periodistas!- casi parece un ejemplo de buen hacer periodístico, al menos si comparamos con las patrañas contadas en el pasado, pero no se engañen. Este párrafo va con un epígrafe muy significativo "El contacto de Carmen Toro" y en un artículo que se dedica, inequívocamente, a denigrar la fama de Sánchez manzano, culpándole de cuestiones en los que él no tuvo responsabilidad (como la "radiografía", o la "metenamina", que comentaremos en futuras entradas) o donde se aplicó a cumplir con lo que manda la ley y el buen sentido común (como la negativa a la absurda iniciativa de volver a hacer explotar varios trenes)
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No acaban aquí, ni mucho menos, las mentiras de "El Mundo" a cuenta de Sánchez Manzano. pero el tiempo manda, y doy aquí por finalizada esta serie de artículos sobre las mentiras y falsedades vertidas por "El Mundo" a cuenta de la agenda de Carmen Toro.
Próximamente aparecerá en estas páginas la serie de "la Sentencia" que, con la colaboración mía, de Rasmo, Errante, Mangeclaus, Lejíaneutra y otros amigos de Desiertos Lejanos se fue publicando en ese blog.
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