sábado, 6 de noviembre de 2010

LA CIENCIA CONSPIRACIONISTA.-(2) Unos principios mudables


LA CIENCIA CONSPIRACIONISTA.-(2) Unos principios mudables

Como pudimos comprobar en la Vista Oral, las afirmaciones de los peritos conspiracionistas –en muchos casos poco científicas, o al menos discutibles; a veces, incluso claramente malintencionadas- fueron aceptadas a priori por el Tribunal al mismo nivel de credibilidad que otras más lógicas o con mayor nivel científico; al mismo tiempo, Gómez Bermúdez evitó en todo momento que el juicio se convirtiera en un debate de Física o Química o en una polémica entre sabios acalorados (lo que por supuesto es absolutamente razonable) cortando rápidamente cualquier deriva fuera de los estrictos márgenes del Derecho y centrando todo en demostrar la culpabilidad o inocencia de los acusados. Y tras el Juicio del 11-M, las entrevistas, los artículos y el libro publicados por los medios conspiracionistas han quedado sin respuesta, quizás por hartazgo del resto de peritos o por miedo a sufrir campañas de descrédito por parte de dichos medios, como ha pasado en otras ocasiones.

Debido a esta falta de respuesta, la sensación que ha calado en la opinión pública –incluso en gente de buena formación científica- es que las opiniones de Iglesias y los suyos son tan buenas como las de los peritos oficiales. Que en la Vista Oral se llegó a una especie de empate entre dos teorías (la contaminación de las muestras y la presencia de Titadyne en los focos de explosión) más o menos con la misma carga probatoria.

Así las cosas, y dado que muchos de los potenciales lectores pueden no estar excesivamente informados sobre el juicio del 11-M, y haber olvidado la formación científica que recibieron, juzgo necesario ir a pasito de tortuga en el análisis de las declaraciones de los peritos conspiracionistas, para mostrar, desde lo más sencillo, cómo sus teorías se construyen sobre la nada: sobre falsedades, inexactitudes y, básicamente, consisten en negar lo que diga el enemigo. Vamos a ello.

Nos habíamos quedado en el estudio de los curiosos lapsus que manifiestan químicos profesionales como Romero e Iglesias –sobre todo- que no parecen conocer la existencia de fenómenos como la adsorción, la condensación, o la polaridad.

Prometía yo, al final de la entrada anterior, mostrarles en ésta cómo los principios de los conspiracionistas, al estilo Groucho Marx, van mutando según las necesidades o los intereses de sus discursos.

Antes de entrar en esta materia conviene hacerse eco aquí de una objeción que presentó Gabriel Moris a las 01:14:34 aproximadamente de grabación y que, por no tratarse de un argumento científico, habíamos soslayado en la entrada anterior (y corre peligro de no ser contestada en ningún momento de este trabajo):

PERITO GABRIEL MORIS … yo en primer lugar le agradezco a la perito la explicación que nos ha dado, pero hay una cosa que no acabo de entender; y es que nosotros, en reiteradas ocasiones, hemos pedido información analítica de los análisis iniciales realizados y en ningún caso se nos ha suministrado. Ahora se nos descubre el secreto de que el contenido de los componentes genéricos de la dinamita era nitrato; nitrato amónico y nitroglicol. Creo que eso no es ningún secreto ni ningún misterio. En nuestro informe figuran, en primer lugar. Me quedo con la duda de por qué no se nos ha informado antes de llegar al juicio.
El señor Gabriel Moris tiene derecho, por supuesto, a quejarse de cualquier circunstancia que, para él, haya dificultado el ejercicio de sus funciones periciales, y no le falta la razón al declarar que el conocimiento de los resultados analíticos obtenidos por la perito nº 17632 ya no estaba sujeto a secreto sumarial en el momento de ser ordenada la pericia; pero, dicho esto, cabe preguntarse si la información que el señor Moris echaba de menos era necesaria para que la pericia alcanzara sus objetivos que, en las páginas 17 y 18 del Informe Pericial quedaban recogidos de manera concisa y clara:

El objeto del informe se encuentra definido y claro:

- Identificación y cuantificación de los explosivos intactos.

- Identificación de los componentes explosivos utilizados en los focos.

- Estudio de la posibilidad de que la metenamina detectada en informes previos (año 2004) pueda ser un artefacto generado en un cromatógrafo de gases.
Para cumplir estos objetivos encomendados no parece imprescindible conocer el resultado previo, y aún se podría objetar que, de haber sido facilitado a los peritos, podría haberse condicionado el desarrollo de la pericia; al menos, dado que la admisión de la prueba, al haberla solicitado por al menos una defensa, aparecía como indiscutible –en palabras del propio Tribunal en el Auto de Señalamiento - parece deseable – incluso para evitar recursos posteriores por defectos de forma- que los trabajos se comiencen de cero, para llegar a unos resultados lo más independientes e imparciales posibles. Obsérvese, por cierto, que en el Auto de Señalamiento se especifica que se debe facilitar a los peritos la batería de muestras sobre la que deben trabajar, pero no los resultados de anteriores experiencias.

La protesta de Gabriel Moris se entiende en el contexto de la errónea percepción de su cometido que los peritos conspiracionistas tuvieron desde el comienzo. Pese a que la prueba pericial no suponía ninguna puesta en cuestión de los resultados de la investigación, ninguna Auditoría externa del Sumario instruido por el juez del Olmo y la investigación policial, el concepto que tuvieron estos peritos fue, desde el primer momento, que había habido en ellos errores, probablemente malintencionados, y que la misión para la que habían sido nombrados como peritos era ponerlos de manifiesto. Es decir, de alguna manera se atribuyeron el cometido del Tribunal, adjudicándose competencias indebidas, como juzgar el trabajo de la Policía. Sólo así se entiende que se considere imprescindible conocer los resultados previos de la perito nº 17632 y de la policía Científica para llegar a sus propias conclusiones.

El mensaje -amplificado por una campaña a coro de los medios conspiracionistas- de que la investigación y el Sumario del 11-M eran una chapuza, y que el Tribunal del 11-M debía traer a la luz sus deficiencias, llegó a calar en la totalidad de los peritos y en cierta opinión pública; de manera que el propio Tribunal se vio obligado a dejar claro (1:38:25) que …

JUEZ GÓMEZ BERMÚDEZ: Se está tratando de aclarar, que es a lo que se viene a un juicio, qué es lo que ha ocurrido para que en un momento no se detectara y en otro si, aclarar si eso es debido a una circunstancia o a otra. Que para eso están los juicios, no para ver si la actuación es correcta o incorrecta. Eso entra en un campo que es ajeno a este tribunal.

[…]

Es que no estamos juzgando a la perito, le vuelvo a repetir, que no se confunda, que lo que estamos determinando es porqué en ese momento no se obtienen determinados componentes químicos y ahora se obtienen, y si eso se debe por ejemplo a una diferente técnica, que puede ser, o a que el laboratorio no tiene medios o a que el laboratorio está sucio, o a que es malo, a que se contamina porque está todo revuelto, es decir, eso no lo sabemos, por eso están ustedes aquí.
Tiempo tendremos más delante de ver otros momentos en los que los peritos conspiracionistas tratan de usurpar -por decirlo así- competencias del Tribunal, pero continuemos, por ahora, con la Ciencia pura y dura.

Volviendo a la transcripción que Libertad Digital ofrece de la prueba pericia, (aproximadamente 1:16:39 de grabación) interviene el cuarto perito conspiracionista, Jesús Guardiola, el menos comprometido con las actitudes de sus tres compañeros, y el único que no se solidarizó expresamente con Antonio Iglesias cuando publicó “Titadyn”:

PERITO JESÚS GUARDIOLA: Yo […]creo que es un poco mejor hablar de posible transferencia de uno de los componentes de una primera sustancia explosiva a una segunda en caso de que estén cerca. Pero entonces lo que hay considerar es las propiedades físico-químicas de cada una de las sustancias. En concreto, en los explosivos, por una parte, por ejemplo, hay nitroglicol. El nitroglicol tiene un punto de fusión de 22ºC bajo cero, es decir, que por encima de esa temperatura ya se encuentra como líquido y tendría cierta facilidad de salir de evaporarse y pasar a otra segunda muestra. Sin embargo, otra sustancia que también está presente en los explosivos como es el DNT, dinitrotolueno, tiene un punto de fusión de 70ºC, es decir, que en condiciones normales, 30 o 35º, siempre se encontrará como sólido; pues el ejemplo sería el tener un poco de azúcar y, evidentemente, va a ser prácticamente imposible que salga parte de ese componente. Es decir que hay que precisar y tener en cuenta las propiedades físicas y químicas….

JUEZ GÓMEZ BERMÚDEZ: O sea, usted en resumen, lo que dice es que el DNT en concreto no se licua hasta los 70 o 75º y, por lo tanto, no se puede evaporar.

PERITO JESÚS GUARDIOLA: Eso…sí.
Eso… no. Disculpemos al buen juez Gómez Bermúdez este error de concepto, frecuentísimo en estudiantes de E.S.O. y aún de Bachillerato (de Bachillerato suspendidos, añado), pero que no se entiende en un químico licenciado. Sólo cabe achacarlo a un lapsus debido a la presión y los nervios de encontrarse ante un Tribunal, o a querer aprovecharse de la equivocación de Gómez Bermúdez para colar uno de los goles en fuera de juego de los conspiracionistas.

La evaporación es un proceso físico que consiste en el paso lento y gradual de un fluido en estado líquido a un estado gaseoso, en función, sobre todo, de un aumento de la Temperatura -natural o artificial- que proporciona mayor energía cinética a las moléculas del fluido. De esa manera, para expresarlo de una manera comprensible, las moléculas ganan energía y hacen una especie de “salto” para suspenderse en el aire o el gas de que se trate. La experiencia diaria nos muestra miles de ejemplos, y sabemos intuitivamente que también influyen otras circunstancias como el viento, la insolación, la diferencia de temperatura, el volumen del recipiente, la concentración en el aire, etc.

El error al que es inducido Gómez Bermúdez es creer que sólo desde el estado líquido se pueden producir “saltos” de moléculas a flotar en el gas –en este caso, el aire.- Por el contrario, las sustancias volátiles -unas más que otras, dependiendo de la cohesión entre sus moléculas-, incluso en su estado sólido, permiten la liberación de algunos átomos o moléculas al medio ambiente.

La prueba evidente está en que los explosivos son fácilmente detectados por el olfato de los perros, aunque se encuentren en estado sólido. Y para ello es condición necesaria que hayan llegado moléculas de la sustancia en cuestión, transportadas por el aire, hasta la pituitaria de los perros. En realidad, casi cualquier sustancia puede ser detectada por el olor; basta con que se entrene a los perros. Piensen ustedes que, pese a lo atrofiado que resulta el olfato del ser humano, olores como el cuero, el pan, son fáciles de detectar, incluso en frío.

Por si alguien lo duda, recordemos que el propio Antonio Iglesias, (véase la entrada anterior), no niega la evidencia de que la Nitroglicerina (NG) o el DNT puedan difundir a la atmósfera; simplemente, discute que la cantidad depositada en las muestras-destino pueda ser de la misma magnitud que la de la atmósfera. También en su libro “Titadyn” afirma reiteradamente esa posibilidad. Así, por ejemplo, véase páginas 267 y ss, en referencia a las muestras M-10-1-A y M-10-1-B, del explosivo de la “Mochila de Vallecas”, afirma:

La presencia anómala de DNT y NG a nivel de traza[..] no tiene explicación más que por exposición de la muestra desnuda a vapores de aquellos compuestos o por su contacto directo con la muestra.
Que la preferencia personal de Iglesias vaya por una supuesta contaminación intencionada por contacto directo entre dos sustancias -para la que no da ninguna prueba, claro está- no obsta para que reconozca que el DNT y la NG puedan difundir a la atmósfera. Su malicia llega a tanto que trata de disfrazarlo con la expresión “exposición a vapores”, como si hubiese que calentar el explosivo para que se produjera el pase a la atmósfera, pero ¿cómo puede creerse que es una posibilidad razonable de contaminación calentar la nitroglicerina?

Otras muestras en las que se aprecia esta realidad son las M-9-5, M-10-2 y M-10-1-C. Las tres tienen, en realidad, la misma procedencia: el explosivo hallado en las vías del AVE a la altura de Mocejón. Y resulta que, como el propio Iglesias reconoce a partir de la página 255 de su libro, las dos primeras -conservadas en tubos FALCON- no presentan DNT ni NG, que sí se halla en la M-10-1-C –guardada por los TEDAX en una bolsa de polietileno, que permite el paso de moléculas- lo que, como se dice en la página 264…

…es una demostración clara de la conveniencia de utilizar este tipo de envase [tubos FALCON] para el traslado y la conservación de evidencias.
Tiempo tendremos de hablar con más profundidad de este hecho, pero convenía citarlo aquí, como ejemplo de los volátiles principios conspiracionistas. Y, ahora, volvamos a Guardiola.

Llama la atención que se introduzca el término evaporación -que cualquier profano asociará, inmediatamente, con la experiencia de la desaparición de cierta cantidad de agua dejada en un plato que todos hicimos en nuestra infancia- para compararlo con las moléculas de NG o DNT que difunden a la atmósfera, o la sacarosa de un terrón de azúcar. En efecto, ambas cantidades no pueden ponerse en la misma balanza. El agua que se evapora de un plato supone decenas o centenares de gramos, mientras que la cantidad de DNT o NG es, presumiblemente, de cienmilésimas de gramo. Concretando en el ejemplo del terrón de azúcar, ustedes no verán que haya menguado la cantidad, pero esas cienmilésimas de gramo –o la cantidad que sea- llegarán al olfato de un animal. Hagan la prueba con un perro o gato con los ojos vendados.

¿Trató de engañar al Tribunal el perito con una comparación tan fuera de lugar? Pues, tras releer con atención la declaración de Guardiola, mi opinión personal es que –al menos en un principio- no era así. Mi impresión es que su intención, en realidad, no era declarar que es absolutamente imposible la evaporación de moléculas a partir de un sólido (lo que, como es visto, es falso). Creo que, simplemente, quería decir que –al menos en el caso del DNT- tal circunstancia era más difícil, bastante más difícil, que en el caso de sustancias líquidas. Y hay que decir que, en eso, tiene razón; aunque debe aclararse que, tratándose de cienmilésimas de gramo, poco hace falta para que unas pocas moléculas pasen a la atmósfera.

De esta intención se pasa a una generalización -“ …va a ser prácticamente imposible que salga parte de ese componente…”- que, aunque incorrecta, quizás no deba ser contemplada como una deliberada intención de engañar al Tribunal.

Pero, como otras veces, Gómez Bermúdez gusta de redondear conclusiones (ver otro ejemplo aquí) y reinterpreta la afirmación -” el DNT en concreto no se licua hasta los 70 o 75º y, por lo tanto, no se puede evaporar”- en tono afirmativo y seguro; Guardiola, tras un pequeño titubeo, asiente.

Por cierto, se produjo también una pequeña discrepancia en cuanto a la temperatura de fusión del DNT; Jesús Guardiola la cifra en 70 a 75 º. Alfonso Vega en 56º. Aunque a mayor cercanía al punto de fusión, mayor energía cinética y mayor evaporación de moléculas habrá del sólido a la atmósfera, en la práctica este dato tiene poca importancia; aún asumiendo la cifra que da Guardiola, se producirá paso de moléculas a la atmósfera. Y, para no dejarles con las dudas, digamos que, efectivamente, la literatura científica recoge ambos datos; incluso algunos aumentan hasta 93 º la temperatura de fusión. Los dos tienen razón.

Progresemos un poco en la transcripción. A partir de 01:28:45, más o menos, hay otra significativa intervención de Antonio Iglesias.

En el Tomo 38, folios 10916 y ss. Aparece un informe firmado por la perito 17632 y su Jefe, Jesús Sánchez Manzano, titulado “Informe sobre material explosivo, empleado en la confección de los artefactos del 11-M”. Pues bien, en el segundo de los tres folios de que consta figura:

- ESTACIÓN DE EL POZO:

Foco N°1: Corresponde a artefacto desactivado por los Tedax, dando como resultado, componentes habituales de las Dinamitas.

Foco N°2: Componentes de Dinamita.

Foco N°3: No se detecta la presencia de ninguna sustancia digna de mención.
Cuando la perito iba a explicarlo, Antonio Iglesias interrumpió, en su ya familiar estilo plumbeo-didáctico-pedantesco – ya saben, “en mi laboratorio hemos hecho una sencilla, a la par que edificante, prueba que blablabla…”- pero Gómez Bermúdez, antes de saber qué habían obtenido los peritos en 2007, se interesó por la explicación de la perito:

MINISTERIO FISCAL: Cuando usted dice que no hay sustancias dignas de mención, ¿se está refiriendo a que no hay sustancias componentes de explosivos?

PERITO Nº 17632: Esa muestra, desde el primer momento sé que me causa una interferencia, una interferencia importante analítica, respecto al amonio. Porque contiene… ya las sales que forman parte del polvo de extinción de incendios son sales de amonio, y en los explosivos y en las otras muestras está identificándose nitrato amónico. Voy a tener la gran dificultad y evidentemente, posiblemente insalvable, de acomodar ese amonio a[l] proveniente del explosivo, puesto que ya forma parte de la propia muestra. Ante esto, y con los acontecimientos que a continuación siguen -que no se está solamente en una cosa y tengo más muestras- pues… decido, en el momento que aparece la furgoneta y hay que hacer ese análisis, enviarlo a Policía Científica por si ellos encuentran algo más.
En realidad, si nos fijamos únicamente en la declaración, no está del todo claro si la perito 17632 llegó a realizar algún tipo de análisis o no. En las muestras analizadas hasta el momento se había encontrado nitrato amónico, y es razonable pensar que una muestra de polvo de extintor pueda dar positivo en amonio (por su contenido en sales de dicho compuesto) e incluso en nitratos (presentes en todo tipo de suelos) sin tener necesariamente componentes de explosivos. Por lo tanto, y teniendo otras muestras con mayor probabilidad de dar resultados positivos, es lógico haber pensado enviar de entrada esta prueba a la policía científica. Sin embargo, de haber sido así debería haberse especificado en el informe citado anteriormente (folio 10917 del sumario), donde dice textualmente que se hicieron “ensayos analíticos” (especificados en el folio 10916) y que no se encontraron sustancias dignas de mención.

También en otro momento (minuto 56:38 de la transcripción) la perito dice:

PERITO Nº 17632: El polvo de Estación del Pozo, sí hice algunos análisis y decidí que mis compañeros de Policía Científica lo analizaran.
¿Qué tipo de análisis realizó?

Si avanzamos un poco más en la transcripción (minuto 58:48) la propia perito nos lo explica:

PERITO Nº 17632: …se eligen por tanto las muestras que parecen que puedan dar con mayor eficacia y entonces se empieza a analizar en búsqueda de los inorgánicos, es decir, de las sales componentes de explosivos.

MINISTERIO FISCAL: ¿Este proceso se hace en seco?

PERITO Nº 17632: Todo este proceso, sí; se hace todavía sin haber iniciado las extracciones.
Ejemplo de sales componentes de explosivos sería el nitrato de amonio; y ejemplo de sales no componentes de explosivos sería el sulfato de amonio o el fosfato amónico diácido (ambas forman parte del polvo de extintor)

En el proceso en seco no se encuentran todas las sales, sino –si entiendo bien la explicación de la perito- los aniones o iones negativos: los sulfatos, fosfatos o nitratos. Los cationes o iones positivos (el amonio, en este caso) al parecer necesitan análisis ulteriores:

PERITO Nº 17632: esta fase [la extracción en seco] ya nos indica si hemos de pasar a fase orgánica o no, pero no obstante se continúa con una extracción acuosa, para seguir realizando la identificación de cationes, es decir, los compañeros de los aniones en las sales pertenecientes a explosivos.
Recapitulando:

1.- La perito realizó una primera fase de análisis en seco, donde encontró los aniones (ahora veremos cuáles) de las sales.

2.- Es posible que hiciera una extracción húmeda (con componentes inorgánicos: agua) para identificar los cationes, pero...

3.- Es muy probable que, en este momento, decidiera que, puesto que tenía grandes posibilidades de encontrar amonio (que no le aportaría ninguna información, puesto que está presente tanto en los explosivos como también en los polvos de extintores) y el trabajo se le acumulaba, era más eficiente enviar la muestra a la Policía Científica sin hacer la prueba húmeda.

Y ¿qué debió encontrar la perito en estos análisis que hizo?

Pues, si sólo hizo la primera fase en seco, sulfatos y fosfatos, que fue lo que encontró la Policía Científica. Si, además, hizo la fase húmeda para inorgánicos, amonio; pero, como queda explicado, de la declaración de la perito cabe entender que no siguió más adelante, porque sabía que el amonio hallado podía venir tanto de explosivos como del polvo de extintor.

No debió encontrar nitratos, puesto que la Policía Científica no los halló (folio 10914 del Sumario). Cabe decir que el Director de la pericia, Alfonso Vega, afirmó en un momento dado (01:33:55, aproximadamente) haberlos hallado.

PERITO Alfonso Vega: …puedo decir también que esa muestra, en el año 2.004 analizada por HPLC, no presentaba ningún componente explosivo exceptuando los nitratos.
Según el informe de la Policía Científica la prueba HPLC (Cromatografía Líquida de Alta Resolución con Detector DAD, concretamente) no detectó nitratos, así que es de suponer que se trata de un error en la declaración ante el Tribunal, sin más.

Y si no los halló la Policía Científica, menos los pudo encontrar la perito 17632, con un laboratorio menos avanzado.

Y eso, precisamente, es lo que le pareció mal a Antonio Iglesias, que cuando Gómez Bermúdez le volvió a conceder la palabra dijo (01:30:34):

PERITO IGLESIAS: Bien, lo que quería decir, es que en la muestra M1 que esta mañana, pues dijo la señora perito que no aparecía ningún componente digno de mención, nosotros hicimos una prueba con difenilamina y observamos el precipitado azul prusia característico de los nitratos, lo cual indica que ahí había productos que eran susceptibles de sospecha en cuanto potenciales ingredientes de explosivos. Nada más.
Que no haya un error de interpretación; Iglesias no acusa a la perito de hacer mal la prueba o de esconder unos resultados, sino de no haberla hecho, como vemos al seguir leyendo:

PERITO Nº 17632: Perdone que discrepe pero la difenilamina sulfúrica, es una reacción muy sensible, detecta muchísimas cosas, evidentemente entre ellas los nitratos, pero mil cosas más no identificativa de nitratos, no es en absoluto prueba específica de nitratos, luego no puede ser tomada en cuenta.

PERITO IGLESIAS: No es una reacción, estoy de acuerdo, selectiva, pero ante un caso así y dado que yo no sé qué entiende por mil cosas más, yo entiendo que es una prueba que da positiva en todos los nitratos, creo que merecía la pena haber seguido esa línea de investigación.
¿Merecía la pena, como dice Iglesias?

La Difenilamina sulfúrica es una prueba poco específica, según reconoce el propio Iglesias. Detecta nitratos, pero también da positivo ante otras sustancias. Es más; dado que detecta nitratos de cualquier tipo, puede dar positivo ante otras sustancias no explosivas; por ejemplo, se usa por los arqueólogos para detectar la presencia de nitrato de celulosa (sin ir más lejos, en restauración de momias). En resumen: aunque hubiese dado positivo en este caso, no podríamos saber, con seguridad, que se debía a la presencia explosivos.

Pero ¿hubiera dado positivo? Si nos fiamos (y nos tenemos que fiar) del análisis de la Policía Científica, no había nitratos en la muestra. Que sepamos, ni el sulfato amónico ni el fosfato amónico diácido dan positivo con difenilamina (y si lo dan, peor me lo pones para la utilidad de la prueba, pues se trataría de un falso positivo), así que, según los resultados posteriores, y dado que la perito ya había decidido enviar la M-1 a la PC, todo hace pensar que hubiera sido tiempo y dinero gastado inútilmente.

Y si los análisis de la PC habían dado negativo ¿qué tenían que decir a eso los peritos conspiracionistas? Pues, en primer lugar, sugieren que tal vez los análisis de la PC no hubieran sido lo suficientemente sensibles:

PERITO GABRIEL MORIS: Sí, yo quiero resaltar un hecho durante la pericia. Esa muestra inicialmente fue analizada en el seno de la pericia y encontramos sulfato amónico y fosfato de ácido de amonio. Fue en el análisis rutinario por cromatografía líquida, cuando se detectó la presencia de nitroglicerina. Es decir, quiero expresar que inicialmente, a nosotros se nos escaparon el resto de los componentes y fue después cuando se detectaron el resto de los componentes.
Inciso para recordar que esos análisis, que tardan de 14 a 21 días, son aquellos que se consideran poco menos que infalibles y Palabra de Dios para tratar de condenar a la perito por no haber remitido las muestras a la PC.

El comentario de Moris parece referirse, no sólo a los nitratos, sino también al resto de componentes explosivos que no aparecieron en 2004, pero la insinuación (porque no tiene ninguna prueba) está clara: de la misma manera que nosotros no encontramos nitroglicerina en los análisis iniciales y nosotros la encontramos después por HPLC, tal vez la perito, si hubiera realizado el test de difenilamina sulfúrica, o la Policía Científica, si hubiera realizado pruebas más sensibles, las hubiera encontrado.

Miren qué astuto. Convierte una posible debilidad de sus primeros análisis de 2007 (que no encontraron determinadas sustancias) en un arma arrojadiza contra el contrario (que, a lo mejor, cometió alguna “pifia”).

En realidad, como replicó el perito De la Rosa, la nitroglicerina había sido ya detectada por cromatografía de gases, aunque la HPLC sirvió como confirmación.

PERITO DE LA ROSA: … sólo quería indicar que la nitroglicerina de esa muestra, de la muestra M1, donde primero de detectó fue por cromatografía de gases e, inicialmente, en un primer análisis se habían detectado ya nitroglicol y DNT. El último compuesto que se detectó fue la nitroglicerina y se realizó por cromatografía de gases, no por cromatografía líquida.
Y, aunque no sabemos cuáles eran esos “análisis iniciales” de la pericia de 2007 que no detectaron nitroglicerina, es de suponer que eran menos sensibles que la HPLC; sin embargo, en 2004 se hizo una HPLC (Cromatografía de Líquidos de Alta Resolución) -que es la prueba que parece considerar Moris como la prueba-oro- y no se encontraron componentes de explosivos. Ninguno.

Este punto lo trataremos más ampliamente en otra entrada posterior; pero, volviendo a los nitratos, encontramos la misma pega al argumento de Moris: es absurdo insinuar que la perito pudiese haber hallado restos de nitratos con el test de difenilamina cuando la Policía Científica, con una prueba muchísimo más específica y sensible, no las halló.

De hecho, y si hacemos caso al Libro Sagrado del Conspiracionismo, “Titadyn” (pgs 130 y ss), los nitratos también fueron observados en varias pruebas que habían dado negativo en 2004: Espectrofotometría de infrarrojos por transformada de Fourier (FTIR), Difractometía de Rayos X (XRD) e incluso Microscopía Optica, y al menos desde el 3 de febrero de 2007 (dos días antes del hallazgo de nitroglicerina).

La comparación es homogénea, los resultados son diferentes”, como dijo más adelante Gómez Bermúdez. Y la ausencia de respuesta conspiracionista es de tal calibre que Casimiro García Abadillo fantaseaba, en el prólogo de “Titadyn”, con la posibilidad –supuestamente idea del perito Escribano, de la Policía Científica- de que las muestras fueran diferentes; de que los malvados hubieran mandado, por error, una muestra que les condenaba a la pericia de explosivos. Ni los más tontos villanos de Gotham City.

Delirios aparte, Nemo me impune lacessit, o nadie le tosa a Antonio Iglesias. Antes de pasar al siguiente tema, trató de ser él quien dijera la última palabra en la discusión que hacía ya un buen rato había mantenido con la perito:

PERITO ANTONIO IGLESIAS: Abundando en lo que hemos discutido la señora perito y yo, anteriormente, y como ha dicho el otro perito que al final se detectó por cromatografía líquida, en esa sustancia de la M1, nitratos, no iría yo tan desencaminado cuando me he extrañado que no se siguiera adelante en la investigación de nitratos cuando salió, si se hubiera hecho la prueba vía húmeda de tratamiento con difenilamina. Nada más.
Observen la finura de su argumentación. Como en 2007 nosotros encontramos una determinada sustancia en una prueba ultrasensible, que en 2004 había dado negativo, tenía yo razón en que en 2004 la perito debería haber perdido el tiempo y el dinero en una prueba mucho menos sensible para tratar de detectar dicha sustancia, que no existía en los superespecíficos análisis de 2004.

Y ¿qué relación tiene esto con el título de la entrada? ¿Dónde se ve aquí la labilidad de los principios conspiracionistas?

Pues que la perito 17632, condenada moralmente por Antonio Iglesias por no perder el tiempo y el dinero de los contribuyentes haciendo una prueba inútil –en una muestra que ya había decidido enviar a la Policía Científica- está afrontando actualmente una acusación formal –en el que Antonio Iglesias ha declarado en su contra- por no haber mandado todas las muestras a la Policía Científica.

[Eliminar los extractos de lavado]… y la omisión de someter los extractos a la Policía Científica son inadmisibles desde el punto de vista de la práctica analítica, y han imposibilitado la investigación completa de los explosivos en la prueba pericial que hemos realizado. Corresponde a los letrados definir qué calificación jurídica merecen esa acción y esa omisión. Corresponde al tribunal pronunciarse sobre ello en la sentencia. (“Titadyn”, pg 38)
Es decir, el Laboratorio de los TEDAX, para los conspiracionistas una birria que no sirve para nada, por otro lado debería haber remoloneado haciendo más pruebas –inútiles, encima- a la única muestra cuyo análisis juzgó la perito fuera de su capacidad de entre aquellas que, provenientes de los focos de explosión, llegaron a sus manos.

Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros

(GROUCHO MARX)

LA CIENCIA CONSPIRACIONISTA.-(1) CONTAMINACIÓN EN LAS MUESTRAS


LA CIENCIA CONSPIRACIONISTA.-(1) CONTAMINACIÓN EN LAS MUESTRAS

Según la transcripción que Libertad Digital ofrece de la jornada del 28 de mayo de 2007, primera de las dos en las que se discutió la pericial de explosivos, Antonio Iglesias era el perito más a la izquierda (mirando desde atrás) de la primera fila de peritos. Es el que, a petición de Gómez Bermúdez, se identifica con la letra “S”, que corresponde a su DNI 1457157. Y para los lectores de Libertad Digital se le asigna las siglas P1.

Sin embargo, es fácil comprender que, debido a su posición, dando la espalda a la cámara –por razones obvias de seguridad- podrían existir errores en la atribución de intervenciones, a él como a cualquier perito. De hecho, la primera intervención que se le atribuye en la transcripción (minuto 03:15 al 08:00), ayudando al Director de la Pericia a enumerar los componentes de los diferentes explosivos y definiendo para el Tribunal lo que es una muestra-patrón, ofrece dudas en su adscripción. Sin embargo, dado que ninguno de los otros peritos manifestó desacuerdo, importa poco si quien lo dijo era o no Antonio Iglesias.

La primera parte de la sesión consiste en el testimonio pericial nº 5, tomado a los funcionarios diplomados T.E.D.A.X. con carnés Profesionales número 66.646 y 65.679, así como a la funcionaria licenciada en Ciencias Químicas con carné Profesional número 17.632, sobre diversos asuntos relacionados con la mochila de Vallecas, los detonadores y móviles usados en el 11-M, y las pruebas encontradas en varios vehículos investigados.

No hay intervención de los peritos conspiracionistas en esta parte de la sesión, que termina sobre el minuto 48:55, minuto en el que se pasa al testimonio pericial nº 11, de la inspectora TEDAX nº 17632.

A preguntas del Ministerio Fiscal, la inspectora –y Licenciada en Químicas- describe la llegada de las muestras, las pruebas que realiza, y su método de trabajo. Pese a todo lo que se ha dicho posteriormente, afirma rotundamente (minutos 01:03.00 a 01:04:45, aproximadamente) que deja siempre parte de la muestra sin analizar. Acuérdense de esto, porque luego los peritos conspiracionistas la acusarán –implícitamente- de mentir, pero no ofrecerán ninguna prueba de ello.

La perito sigue explicando por qué en su informe al juez instructor (páginas 10916-18, tomo 38 del Sumario) no especifica las sustancias químicas obtenidas –nitrato amónico y nitroglicol- y sí el tipo de explosivo –dinamita- y que en esos análisis no encontró, al revés que en la pericia, Nitroglicerina (en adelante, NG) ni Dinitrotolueno (en adelante, DNT) (1:08:30 – 1:09:45, aproximadamente):

Ministerio Fiscal: Usted detectó en esas muestras que analizó, en esas muestras de los focos, en esas 12 muestras... detectó componentes orgánicos, nitroglicerina o dinitrotolueno?

Perito nº 17632: Señor, yo detecté lo que he comunicado anteriormente, nitroglicol.

Ministerio Fiscal: Sólo nitroglicol?

Perito nº 17632: Así es.

Ministerio Fiscal: No hay rastro de DNT ni de nitroglicerina.

Perito nº 17632: Yo no lo detecté.

Ministerio Fiscal: ¿Es cierto que las muestras de explosivos dependiendo de las condiciones de almacenamiento, pueden contaminarse...

Perito nº 17632: Todas las muestras pudieran contaminarse, sí.

Ministerio Fiscal: ...pero que hay formas de contaminación ambiental?

Perito nº 17632: Pues….puede ser, sí.

Ministerio Fiscal: Pregunto, usted es la experta, no yo.

Perito nº 17632: Evidentemente. Evidentemente, si en el ambiente hay determinadas sustancias, pues puede ser que se contaminen muestras.

Ministerio Fiscal: ¿Es porque los explosivos contienen componentes muy volátiles?

Perito nº 17632: En este caso, entonces, sería que los explosivos son contaminantes; es decir, contienen explosivos, sustancias muy volátiles, que pueden contaminar el ambiente o a otras sustancias que estén…
Aquí corta el juez Bermúdez la exposición de la perito, para conceder la palabra a Antonio Iglesias, que lleva un rato incordiando desde su silla, y haciendo gestos para que se le permita intervenir, como el alumno empollón que levanta el dedo:
Perito Antonio Iglesias: Yo quería hacer algunas precisiones sobre el término contaminación, que es extremadamente vago. En el caso de las dinamitas, si hablamos de contaminación de una muestra, de un explosivo intacto, para lo que se puede llamar -en una primera aproximación- contaminación ambiental; es decir, que un determinado compuesto atípico en una goma, vamos a llamarlo, como puede ser nitroglicerina en una goma que no la tenga, o dinitrotolueno en una goma que no lo tenga, para que esto venga de la atmósfera, hace falta que la concentración de estos componentes, nitroglicerina o dinitrotolueno en la atmósfera, sea muchísimo mayor, de varios órdenes de magnitud mayor, que la que se encuentra en una goma. Bien; en las gomas que han demostrado tener por analítica durante nuestra pericia, pues... un contenido atípico, por ejemplo, de nitroglicerina, cual es el caso de la muestra M-4-3, este contenido es de 0,005%, lo que traducido a gramos es del orden de 5 x 10-5 grs [NOTA: diez elevado a menos cinco, o uno partido por diez elevado a cinco] en esa muestra. Pues bien…

[…]

Por cálculos sencillos de físico-química se puede establecer el máximo de nitroglicerina que puede pasar a una atmósfera y, estableciendo este máximo, se ve que queda muy por debajo de lo que tienen las gomas como contenido. Luego, entonces, la hipótesis de que haya venido de la atmósfera, yo no la comparto.[…]y este cálculo al que me he referido se ha hecho en las condiciones más favorables para admitir la hipótesis de la contaminación; a saber: que la muestra, una muestra modelo estuviera sin cubrir, sin envasar, por lo tanto eso favorecería la hipótesis…
Ob serven el tono de listillo de la clase que se gasta. Lamentablemente, como podremos comprobar en esta serie, el estilo de Iglesias es -intencionadamente o no- extraordinariamente farragoso, lo que causó, en más de una ocasión, que sonadas pifias pasasen desapercibidas para sus aburridos oyentes, que perdían el hilo de la exposición.

Resumamos su intervención en

1.- Para contaminarse una dinamita a partir de la atmósfera, la concentración de NG o DNT en el aire debe ser mucho mayor que la que finalmente se encuentra en la dinamita-destino.

2.- Cálculos del propio Iglesias cifran la NG que puede pasar a la atmósfera en una cantidad mucho menor a la encontrada en la dinamita analizada.
Sin embargo, suene la bocina de falta personal: la perito no estaba afirmando que la NG y el DNT hallados en la pericia procedan de una contaminación. Lo que dice es que

1.- Ella no las encontró (y es cierto); y...

2.- Si en el ambiente hay sustancias volátiles, las muestras pueden contaminarse, según las condiciones de almacenamiento (y también es verdad).
Nada hacía suponer que la perito fuera a afirmar -aunque, sin duda, el Ministerio Fiscal iba a preguntar por ello- que el DNT y la NG provengan de contaminación, y de hecho ella misma calificó posteriormente como muy improbable que en los mini-polvorines TEDAX hubiese sucedido tal cosa -en declaraciones que los conspiracionistas, con "El Mundo" y Federico Jiménez Losantos a la cabeza, celebraron hasta la extenuación, que para eso sí le daban plena credibilidad- debido a las condiciones de almacenamiento....

Lo anterior puede parecer meramente anecdótico, pero lo cierto es que la interrupción de Antonio Iglesias, poniendo la tirita antes que la herida, resulta -cuando menos- fuera de lugar, y no concuerda con la imparcialidad que se le supone a un perito.

Siguiendo con la contaminación y la objetividad de Iglesias, en su libro “Titadyn”, sin nadie que le pueda contradecir –lo que en el argot futbolístico podríamos llamar “chutando a puerta vacía”- va más allá y carga contra otra de sus bestias negras, el Director de la Pericia Alfonso Vega, en un párrafo que destila rencor:
Debemos hacer notar que, a lo largo de la prueba pericial, cada vez que ha aparecido en el análisis de las muestras de los focos de explosión algún compuesto que no forma parte de la Goma 2 ECO -explosivo utilizado en la voladura de los trenes según el sumario-, concretamente el dinitrotolueno y la nitroglicerina, el director de la pericia ha tendido indefectiblemente a explicar que su presencia era debida a algún tipo de contaminación, antes que admitir que esos compuestos pudieran formar parte de un explosivo accionado por los autores del atentado.(Titadyn, pg 399)
Podrá entender la incredulidad de Vega ante la aparición de NG en la M-1 quien recuerde que él mismo, con el Perito Honrado (Escribano) había analizado dicha muestra en 2004 sin hallar ni gota de dicha sustancia. Tampoco los análisis efectuados por la perito TEDAX sobre el resto de las muestras habían dado como resultado DNT ni NG. Parece lógico, por tanto, que pensase en un error de la prueba, primero, y una contaminación, después.

En cambio, puestos a señalar empecinamientos, resulta más difícil entender por qué los peritos conspiracionistas se empeñaron en que encontrar en un foco de explosión nitroglicerina + nitroglicol + DNT + nitrato amónico equivale al "retrato robot del Titadyn" , en lugar de cualquiera de las posibilidades (Frangex, Dynaroc, combinación de dos o más explosivos...) que nos presentaba en este mismo blog nuestro amigo Rasmo.

Pero es el momento de entrar brevemente -y espero que sin excesivo fárrago- en la Química.

La objeción que plantea Iglesias a la posibilidad de que exista una contaminación ambiental de las muestras con NG (para DNT no realiza los cálculos) es que, de acuerdo con la presión parcial de NG (que da como 0,33 Pascales, luego veremos que no está tan claro) la máxima concentración de nitroglicerina que se puede alcanzar en el aire es del orden de 2,6 x 10-5 g NG/g de aire, es decir, una magnitud de cienmilésimas de gramo; y dado que la cantidad de NG presente en las muestras problema es también de cienmilésimas de gramo
es imposible que con la máxima concentración de nitroglicerina que se puede alcanzar en condiciones normales de presión y temperatura en la atmósfera del recinto se haya producido una contaminación espontánea del mismo orden de magnitud en términos de concentración en muestras protegidas con cuatro barreras, lo que indica que las condiciones normales de presión y temperatura fueron alteradas, aumentando la temperatura y/o diminuyendo la presión, posiblemente en una cámara adecuada donde las muestras desnudas se sometieron a los vapores de la nitroglicerina. (Titadyn, pg 411).
¿Aún están ahí? Les traduzco: Iglesias viene a decir que resulta imposible que se produzca una contaminación de la misma magnitud -cienmilésimas de gramo- y de forma espontánea, máxime si las muestras estaban rodeadas de cuatro barreras.

En seguida estudiaremos este argumento, y las barreras darán para otro artículo de la serie, pero primero veamos qué alternativa presenta Iglesias a lo que él dice que es "imposible" que se haya producido, la contaminación de las muestras.

En los focos, ya lo sabemos, y lo estudiaremos en otro momento, Iglesias defiende que se utilizó Titadyne; pero ¿y en los explosivos intactos, donde no puede negar que existiese contaminación, dado que algunas eran, incluso, muestras patrón de GOMA-2-ECO?
El cómo, cuándo y dónde se haya podido producir la evidente y objetiva alteración de las muestras de explosivo intacto es algo que queda fuera del alcance de una pericia química, si bien debemos subrayar que nos parece muy improbable que tal alteración haya sido meramente casual.
Como ven, Iglesias tira la piedra y esconde la mano, insinuando que hubo juego sucio... pero mirando al artesonado cuando se trata de explicar en qué consistió.

Aún así, parece que ha tenido tiempo de meditar, desde aquel lejano Mayo de 2007, cuando tuvo ocasión, como los otros peritos, de expresar la improbabilidad de que la alteración de las muestras fuese accidental, y no lo hizo:
Gómez Bermúdez: Sí, bien. Esa aclaración hecha, la cuestión es: la contaminación humana, ¿la descartan ustedes, voluntaria o involuntaria?

Perito De la Rosa: Yo sí.

Perito Vega: Yo ya he dicho que sí.

Perito Ferrando: Sí.

Perito Atoche: Sí, yo también.

Gómez Bermúdez: ¿Todos? ¿O no todos? ¿Sí, la descartan? [Nadie dice nada] Bien, todos la descartan.
Seguramente encontró algún argumento que no se le había ocurrido en los tiempos del juicio por el 11-M, pero el caso es que en su libro no lo cuenta, así que nos quedamos sin saber por qué piensa que hubo algo más que casualidad.

En cambio, sí podemos considerar y ver lo que vale –en cuanto a ciencia- el argumento que usa para negar la posibilidad de contaminación de las muestras por vía ambiental.

Iglesias se basa en la Ley de los gases perfectos (1) y razona que, puesto que la concentración de nitroglicerina disuelta en el aire -para una presión parcial (2) de vapor de NG de 0’33 Pascales- no supera las cienmilésimas de gramo/gramo de aire (en circunstancias ideales de explosivo sin embolsar) es imposible alcanzar en las muestras una concentración similar (de cienmilésimas de g/g de explosivo) con las condiciones de los mini-polvorines TEDAX.

En primer lugar, debo decir que, a mí, los cálculos del libro de Iglesias me salen erróneos. Yo hice los cálculos para la presión de vapor que da la ficha técnica de NG (0’03, diez veces menor) y, claro, la concentración posible en el aire me sale diez veces menor (del orden de millonésimas).

Es posible que Iglesias durante el juicio hubiese hecho otros cálculos. Recordemos que dijo…
...para que esto venga de la atmósfera hace falta que la concentración de estos componentes, nitroglicerina o dinitrotolueno en la atmósfera, sea muchísimo mayor, de varios órdenes de magnitud mayor, que la que se encuentra en una goma
…pero tampoco se puede asegurar, pues diez veces mayor no es una cantidad “varios órdenes de magnitud mayor”.

En todo caso -dirán ustedes- Iglesias parece tener razón en su afirmación de que la cantidad de NG presente en las muestras no puede provenir de una concentración diez veces menor en atmósfera.

Pues… no exactamente. Porque de lo que se trata no es de difusión entre fluidos a través de membranas permeables -caso hipotético en el que sí se terminará alcanzando un equilibrio con cantidades semejantes a ambos lados de la membrana- sino de un depósito en un sólido de una sustancia que viaja en dispersión por el aire. Y aquí intervienen otras condiciones que en seguida repasaremos.

Antes observemos las afirmaciones de Iglesias para centrar la discusión: en su argumento...

a) ...no se discute que la NG (y el DNT, aunque no se hable de él, probablemente porque su presión vapor es de 0'13 KPa, ó 133 Pascales) puedan difundir a la atmósfera;

b) ...ni siquiera que puedan depositarse sobre muestras penetrando a través de bolsas de polietileno;

c) Lo que se plantea aquí es si la cantidad que se puede depositar es mayor que la concentración en la atmósfera.
Iglesias dice que no, y los peritos conspiracionistas se muestran de acuerdo con él, como veremos.

Sin embargo, la cantidad de NG (y de DNT) que se va a fijar en las muestras de explosivos almacenadas en los mini-polvorines TEDAX quedará modificada por varias propiedades físico-químicas:

1.- Condensación: en primer lugar, la concentración máxima de la nitroglicerina en la atmósfera no es constante: varía con la presión y -lo que en los mini-polvorines TEDAX es más interesante- con la temperatura. Todos hemos experimentado -tal vez con la notable excepción de Iglesias- la condensación del vapor de agua de nuestro aliento al salir a la calle un día frío, o la neblina empañando el cristal del coche al salir del garaje en invierno, y sabemos que caldear el coche puede servir para desempañar el parabrisas La pieza donde se guardaban los explosivos en el almacén TEDAX guardaba una temperatura más o menos constante, pero con variaciones. La propia perito química declaró que estos cambios de temperatura son inevitables si no existen compartimentos estancos y, además, se abre y cierra la puerta. Por lo tanto, en un ambiente con NG en el ambiente -pero muy lejos de existir riesgo de explosión- los periódicos descensos de temperatura provocan condensación (a sumar al depósito que reconoce Iglesias que sería normal por la presión parcial de NG) sobre las superficies de los objetos que se guardaban allí.

2.- Adsorción: en segundo lugar, en cualquier superficie sólida limpia se produce el fenómeno de adsorción –que no absorción- por el cual átomos, iones o moléculas son atrapadas en la superficie de un material, formando una película gaseosa o líquida en la superficie de un cuerpo sólido o líquido. Es un fenómeno prácticamente universal, y también encontramos ejemplos y aplicaciones en la vida diaria; así, las bolsitas de secante que encontramos en los bolsillos de la ropa, para retener la humedad, o las plantillas que capturan las moléculas malolientes. La adsorción puede ser por mecanismo físico, debido a débiles fuerzas de atracción llamadas de Van der Waals, o químico, debido a la atracción entre átomos cuyos enlaces presentan posibilidad de reaccionar.

3.- Polaridad: Y, en tercer lugar, la adsorción química se combina con otro fenómeno; la polaridad, que aumenta su efecto. Muchas moléculas presentan al exterior cargas positivas o negativas, lo que permite que se fijen, de manera más o menos firme, a otras moléculas que las presentan de signo opuesto. Si nos molestamos en consultar cuál es la estructura tridimensional de una molécula de nitroglicerina, veremos que es una especie de trípode o tetraedro que encierra en el interior grupos CH2 y CH, y presenta al exterior grupos ONO2 con carga negativa. Por lo tanto, las moléculas de NG se verán atraídas por otras con carga positiva, y tenderán a depositarse sobre ellas en mayor cantidad que la mera difusión pasiva que sugiere Iglesias.
Pero –dirán ustedes- ¿no sabían todo esto Antonio Iglesias y el resto de peritos conspiracionistas? Pues es de temer que sí; y digo que es de temer, porque de conocerlo –y les aseguro que es poco más que Química Elemental- sólo podemos sospechar que actuaron de mala fe.

Pero ¿podemos asegurar que no lo ignoraban? Pues… si no lo sabían al principio de la pericia, sus propios compañeros de la Policía y Guardia Civil se lo dijeron.

No esperen grandes discursos; dado que el Tribunal no podía permitir que el juicio se convirtiese en una lección magistral de Química, Gómez Bermúdez no consintió mayores explicaciones que las necesarias para no perderse, y evitó las diatribas y trifulcas personales. No obstante, Alfonso Vega encontró un momento para expresar su desacuerdo con Iglesias…
Perito Alfonso Vega: …con respecto a la contaminación ambiental, no estoy de acuerdo con el perito aquí a mi izquierda, en el cual no es necesaria una alta concentración de un componente orgánico para adsorberse en un soporte. Eso es... científicamente demostrado.
Y, al día siguiente, otro perito (De la Rosa, en este caso) habló de la adsorción y la polaridad. Romero (que, con Iglesias, formarán las estrellas de esta serie de artículos, no lo duden) le responde sarcásticamente, y Gómez Bermúdez tiene que intervenir, amenazando salomónicamente -aunque con un tanto de injusticia- con cortar el niño por la mitad:

Perito De la Rosa: Yo quiero recordar a mis colegas que cuando se habla de adsorción, estamos hablando de una interacción de gases sobre un sólido. Eso quiere decir que no tiene que haber ningún contacto, necesariamente, sino que son solamente interacciones dipolo-dipolo. Eso, para que se entienda, es, el nitrato amónico es un compuesto polar, tiene cargas, y estamos hablando de grupos con compuesto nitro, que también tienen cargas. Esa interacción, esas cargas, hacen que se atraigan y se adsorban.

Perito Carlos Romero: Entendido lo que es adsorción y absorción. Lo entiendo muy bien. O sea, por tanto, le agradezco muchísimo la aclaración que me ha hecho mi compañero perito.

[…]

Gómez Bermúdez: Eso no viene a cuento, que usted aclare si le agradece o no le agradece. Aquí, la cortesía y las buenas formas no se pueden perder. En el momento que se pierdan, corto la pericia y les corrijo disciplinariamente.
La grosería de Romero -que, por si les cabe duda, no se disculpó, al menos en público- estaba fuera de lugar, tanto más cuanto que los peritos conspiracionistas parecían comportarse como si fenómenos como la condensación, la adsorción y la polaridad, no fuesen de este mundo…

Para ir terminando esta primera entrega… ¿qué opinaban el resto de peritos?

Carlos Romero, ni que decir tiene, apoyó a Iglesias, negando la posibilidad de contaminación ambiental. En su caso presentó una objeción de tipo práctico:

Perito Carlos Romero: Hicimos también alguna muestra, señoría, de posible incidencia entre muestra y muestra, allí en el laboratorio, y la verdad [es] que, sin estar envueltas ninguna de las muestras en papel, digamos, en bolsas de polietileno, pues no ha habido ninguna contaminación, o sea que, por tanto, yo suscribo un poco lo de mi compañero, basado también en el tema de que hemos hecho algunas pruebas metiendo las muestras en estufa [de laboratorio] y no ha habido contacto de ningún tipo de contaminación. Luego también se hizo un ensayo en blanco, que lo hemos hecho dos peritos aquí presentes, entre ellos el que le está hablando, y no ha habido tampoco ningún tipo de contaminación ni sustancias en el ambiente donde estaban almacenadas las muestras durante estos 3 a…3 meses y medio que hemos estado trabajando. Y luego, pues en una estufa tampoco, es decir, ni en la campana donde hemos trabajado.

Es decir, que ellos no había comprobado contaminación, ni en los test ambientales, ni en la estufa de laboratorio, ni en los blancos de muestra, durante los tres meses y medio de la pericia.

Sin embargo, Vega presentó una contra-objeción:
Perito Alfonso Vega: …quería hacer también una apreciación sobre la estufa que se utilizó en el laboratorio para el desecado de las muestras. Es una estufa que mantiene la temperatura y, como tal, produce aperturas y cierres por la parte de detrás para conservar esa temperatura. Lo cual quiere decir que los componentes que se van vaporizando pueden irse eliminando por esa puerta trasera.
Pese a ello, Gómez Bermúdez insistió en que una estufa de laboratorio será, necesariamente, más estanca que una habitación. Y es cierto. Pero la formación científica de Su Señoría – y sobre todo la parte práctica y experimental- parece haber quedado muy olvidada; dicho sea con todo el respeto, que yo tampoco entiendo de leyes un pimiento, y mi propia formación científica es menor de la que yo quisiera.

Un experimento científico no sirve para demostrar aquello para lo que no está diseñado. Todo lo más, permite generar hipótesis, que serán contrastadas, demostradas o no, mediante nuevos experimentos.

Por ejemplo: más adelante, en otro capítulo de esta serie, veremos que se diseñó un experimento para comprobar si las bolsas de polietileno eran permeables (y lo eran). Pues bien, el resultado positivo de ese experimento NO DEMUESTRA que la contaminación de las muestras se produjo por la porosidad de las bolsas. Sólo se puede concluir que el polietileno – y sólo el de media densidad, que es el que usaban los TEDAX- es permeable.

De la misma manera, tras tres meses y medio de pericia, unas muestras control (también llamadas blancos) no han mostrado niveles detectables de explosivos; pero, dado que el proceso de depósito de estas substancias es acumulativo, eso no nos permite concluir que en treinta y seis meses (tiempo aproximado desde los atentados a la pericia) no pudiésemos hallar trazas de ellas.

Veremos, en otro momento, que los peritos conspiracionistas insistieron en bajar el umbral de detección de los aparatos detectores a niveles infinitesimales con el fin de detectar componentes diferentes a los de GOMA 2 ECO en los focos de explosión, y metenamina en las muestras previas a las cromatografías donde se formó dicha substancia.

Se hace raro que, en este caso, no porfiaran en continuar aumentando la capacidad de detección. Bueno, tal vez no sea tan extraño. En la próxima entrega veremos cómo su ciencia se supedita a sus opiniones conspiracionistas, y no al revés.

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(1) PxV=nxRxT. Iglesias aclara que esta ecuación se puede usar en este caso debido a la pequeña magnitud de las cantidades.
(2) Presión que tendría dicho gas si se eliminaran repentinamente todos los demás componentes de la mezcla o solución. Curiosamente, este concepto es admisible sólo porque las moléculas del gas (NG, o DNT, en este caso) son tan diminutas, y están tan separadas, que la interacción entre ellas y las del resto de los gases presentes en la mezcla es prácticamente nula; pero eso mismo, precisamente, permite su difusión a través de los poros del polietileno, cosa que niegan ferozmente los conspiracionistas.

LA CIENCIA CONSPIRACIONISTA.-(0) INTRODUCCIÓN. El moderno Galileo



LA CIENCIA CONSPIRACIONISTA.-(0) INTRODUCCIÓN. El moderno Galileo

Galileo Galilei, nacido en Pisa en 1564, murió en Florencia en 1642, cerca de cumplir los 78 años.

Es conocido por su genio científico, que ha hecho que se le considere el “padre de la Astronomía”, “padre de la Física” y, con Francis Bacon, fundador del moderno método científico.

Sin embargo, en la cultura popular es mucho más conocido debido a su famoso enfrentamiento con la Iglesia –en realidad con el Tribunal del Santo Oficio, o Inquisición- por su defensa de las teorías heliocéntricas. Galileo, que había recibido la orden de no enseñar sus ideas sobre la configuración del Sistema Solar y el Universo como hechos comprobados, sino como meras hipótesis, fue juzgado en 1633 por la publicación de “Diálogo sobre los principales sistemas del mundo"; libro que, pese a haber superado la censura, fue aprovechado por sus enemigos para atacarle y provocar su condena. Durante el proceso, Galileo fue amenazado de tortura para forzar su confesión, ya que las pruebas contra él eran demasiado endebles para lograr una condena directa. El científico -anciano, medio ciego y cansado- acepta confesar “sus errores” y abjurar, para evitar la tortura y con promesas de un trato benevolente. Según la tradición, basada en los escritos de un ilustrado italiano llamado Giuseppe Baretti, Galileo pronunció la frase “Eppur si muove” (…y sin embargo, se mueve) tras su abjuración. Sin embargo, resulta altamente improbable que esas palabras se pronunciaran realmente –al menos durante la abjuración- puesto que no se cita a ningún testigo que pudiese oírlas, si lo dijo en voz baja, y resulta muy difícil creer que Galileo se atreviese a desafiar a los inquisidores gritando tan imprudente desafío

En todo caso, la frase ha pasado a formar parte de los latinajos que se conoce casi cualquier persona, por poco culta que sea, y Galileo a ser ejemplo de sabio testarudo, valiente y poco conformista, además de genial.

Y esa imagen de Galileo –la de científico brillante, a la par que luchador terco e indomable- es la que los conspiracionistas, encabezados por “El Mundo” y Libertad Digital, han tratado de poner, como una medalla, al pecho de Antonio Iglesias, perito del Tribunal del 11-M, propuesto por la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M (AAV11-M). Y cabe pensar que lo mismo hubieran hecho con los otros peritos conspiracionistas si se hubieran avenido a continuar suministrando material para sus manejos.

Efectivamente, coincidiendo con la publicación de “Titadyn” y su presentación ante el público, tuvimos la ocasión de leer (Lunes,1 de junio de 2009) el artículo "Una verdad inconveniente", donde dice textualmente:

Iglesias ha tenido el valor de decir e pur si muove, como una especie de Galileo moderno, enfrentado al tribunal de la Santa Inquisición que condena al averno mediático y profesional al que no comulga con sus teorías.

La expresión fue repetida a lo largo y ancho de todas las ondas mediáticas sintonizadas con el conspiracionismo -véase, por ejemplo, Libertad Digital- demostrando que no se trataba de una comparación aislada más o menos (menos que más) afortunada, sino que existía una verdadera campaña para lanzar el libro y convencer a los lectores de que se trataba, o poco menos, del nuevo sucesor del científico pisano.

Ni siquiera hace falta comparar los méritos científicos de uno y otro y la valía de sus argumentos –cosa que haremos en próximos artículos- para detectar el absurdo de comparar las dos figuras.

Basta con escudriñar en la biografía reciente de Antonio Iglesias, en busca de esa “Santa Inquisición que condena al averno mediático”, para comprobar que, por el contrario, su figura ha sido mimada por los medios de comunicación conspiracionistas, poco castigada por los demás, y no se ha tomado ninguna medida ni campaña de descrédito contra él por parte de las Instituciones.

Podemos considerar que su fama se debe exclusivamente al hecho de haber sido elegido por la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M –concretamente por su abogado por José Mª de Pablo- como perito, en circunstancias que hacen sospechar que fueron más sus opiniones conspiracionistas que su valía profesional las que inclinaron la balanza en su favor.

Previamente a su presencia en el juicio del 11-M no hay noticia de que haya publicado libro alguno. El único que ha escrito, “Titadyn” lo fue en colaboración con Casimiro García Abadillo, subdirector de “El Mundo”; ha sido editado por la empresa “La Esfera de los Libros”, también ligada a “El Mundo” y los ambientes conspiracionistas; y, pese a estar plagado de ataques personales contra sus compañeros de pericia y el juez Bermúdez –expresando con toda libertad opiniones y teorías que en el juicio por el 11-M no fue capaz de hacer prevalecer o que ni siquiera se atrevió a defender- y de chismorreos dudosamente compatibles con la ética de un perito judicial, no se conoce ninguna respuesta de las personas a las que ataca en “Titadyn”. Es un libro que, por otro lado, en su parte científica, resulta un indigesto relato de las técnicas aplicadas en la pericia, con no pocas mentiras e interpretaciones sesgadas de las conclusiones, lo que hace pensar que, de no haber sido por la publicidad obtenida en “El Mundo” y en la emisora de Federico Jiménez Losantos, pocos ejemplares hubiera vendido.

Por lo tanto ¿dónde están las persecuciones sufridas?

En cuanto a publicaciones científicas, pocas conocemos de él, y ninguna ha alcanzado la fama de su “Análisis de los explosivos del 11-M. Revisión del informe pericial de la pericial del Tribunal” que, depositada en el Colegio de Químicos, fue pregonada por “El Mundo” y Federico Jiménez Losantos como el “Plus Ultra” de la Química internacional y el refrendo del apoyo que el Colegio profesional daba a sus teorías. No era así, por supuesto, como Antonio Zapardiel -entonces Decano del Colegio de Químicos y actual Decano de Ciencias- tuvo que aclarar en un comunicado, pero ni siquiera estos excesos tuvieron como consecuencia –que se conozca- ninguna medida contra Antonio Iglesias ni contra quienes de tal manera trataron de manipular al Colegio de Químicos.

Quizás haya quien diga que la indiferencia con que los medios no conspiracionistas y la comunidad científica han recibido su trabajo es un ataque en sí; sin embargo, es un desdén que permite que el autor se llene los bolsillos con los derechos del libro, las conferencias a las que es invitado, la participación en programas de radio y televisión, mientras las únicas personas que en este momento padecen persecución por la Justicia –en parte gracias a su testimonio- son Juan Jesús Sánchez Manzano y la Subinspectora TEDAX nº 17632, también Licenciada en Químicas como Iglesias.

Demostrado –en mi opinión- que no existe comparación posible en cuanto a persecuciones y trabajos sufridos entre Galileo y Antonio Iglesias, a los lectores someteré en los próximos capítulos las opiniones científicas del perito conspiracionista, para que extraigan sus propias conclusiones.

Para mejor comprensión, dado que en el debate participaron los demás peritos, y separar sus argumentos redundaría en una difícil comprensión de lo discutido, incluiremos también las proposiciones científicas de los demás peritos, tratando de presentarlos de manera didáctica.

El orden que seguiremos es el de las declaraciones en los días 28 y 29 de Mayo, intercalando comentarios de Iglesias de su libro o de la prensa, si fuese conveniente. Sólo me tomaré las libertades de suprimir muletillas, repeticiones de palabras, etc, para facilitar la legibilidad.

Al final, serán ustedes quienes juzguen LA CIENCIA CONSPIRACIONISTA.