Hemos visto en una entrada anterior que la instancia del Inspector Jefe Miguel A. Álvarez despierta sospechas de presentar la actuación de su autor de una manera "photoshopeada", esto es, embelleciendo sus aciertos, y escondiendo sus errores o su actuación en algunos fallos que no fueron, en realidad, responsabilidad suya.
De hecho, lamento profundamente cargar las tintas contra el Inspector Álvarez. Es un buen policía, y cumplió su trabajo durante aquel día tan difícil para todos. Lo que pasa es que, según mi opinión, posiblemente tuvo algunos fallos, nada importantes, pero que trató de cubrir de la manera que mejor pudo, cometiendo, parece ser, algunas trapacerías. Luego no se dio por satisfecho con la recompensa obtenida, y redactó una instancia para reclamar lo que él consideraba justo.
Cosas como ésta ocurren mil veces, estoy convencido, en el trabajo diario de la Policía. Y nunca salen a la luz pública. Una cosa cambió, sin embargo en este atentado. Se cuestionó la labor de la Polcía, no de una manera sana, sino con una malevolencia como nunca se había cuestionado. Y, por desgracia, me temo que para limpiar la labor de otros policías, se cayeron los manejos del Inspector Jefe.
Ha quedado ya explicado en la segunda parte de esta serie la aventura de la instancia y de la declaración ante Del Olmo.
En la instancia acreditaba una serie de méritos, bien con el fin de solicitar una medalla, bien para protestar por no habérsele concedido la condecoración a que creía ser merecedor, o defenderse por lo que creía que había sido una acusación encubierta de no haber hecho bien las cosas. Dicha instancia, según y como fuera leída, podía hacer entender que la cadena de custodia de la "Mochila de Vallecas" se había roto en el viaje a la Comisaría Villa de Vallecas, luego a Puente de Vallecas, IFEMA y vuelta a Puente de Vallecas.
En las entradas anteriores, hemos ido repasando las declaraciones de los Policías que cargaron con los bolsones y los llevaron de aquí para allá, hemos leído la declaración ante Del Olmo del propio Inspector Jefe Álvarez, en la que afirma no poner en duda la cadena de custodia de la mochila (sólo afirma no poder hacerse reponsable personalmente de ella, y está en su derecho) y hemos visto que, tanto el Juez Instructor, (Pgs. 55 y ss) como la Audiencia Nacional, (Pg 515 y ss) como el Tribunal Supremo, (Pg 638) han considerado esta prueba válida.
Recibida la instancia por sus superiores, éstos no dieron importancia a lo que juzgaron era una protesta redactada en un momento de disgusto y rencor. No consideraron rota la cadena de custodia, y en realidad, no afirmaba eso el Inspector Álvarez, como hemos dicho. Se limitó a decir que no se responsablizaba del periplo de la Mochila, que según él había sido mandada a IFEMA contra sus órdenes. Hay al menos dos testimonios que sitúan a Miguel Ángel Álvarez en Puente de Vallecas, cuando las mochilas, tras ser devueltas de Vila de Vallecas, se encaminaron hacia IFEMA.
Un punto menor, también citado: dado que entonces (sobre las 17'30 del día 11 de Marzo) no existía ninguna sospecha de la existencia de explosivos en las mochilas de "El Pozo" (en realidad, podía asumirse que no las hubiera, dado el trajín sufrido sin que hubiera habido detonación) el tema de la equivocación en el lugar de custodia de las mochilas es un tema menor. ¿Por qué Álvarez, cuando dice haber descubierto el fallo, no se lo comunica a sus superiores policiales, o a la juez Bustos, que era quien había dado las órdenes en "El Pozo"?
Todo hace pensar que precisamente por eso. Según la Comisaría de Puente de Vallecas, la juez Bustos se había acercado hasta allí y preguntó por los bultos. Fue entonces cuando le dijeron que se había cometido un error, y Bustos ordenó que se reclamaran. ¿No parece posible que Álvarez hiciese esa llamada a Del Olmo (Bustos, y su Comisario, sabían que el Inspector no podía alegar desconocimiento) para curarse en salud, para cubrirse?
De modo que, en el fondo, los superiores de Álvarez tenían razón, ya que ni la cadena de custodia no había sido rota, ni la instancia que tenían en sus manos no afirmaba eso; y por otro lado había ciertas dudas de que toda la historia de Miguel Ángel Álvarez resistiera una investigación judicial, en caso de remitir su instancia a Del Olmo. De hecho, remitir todo este asunto al juez del Olmo podía ocasionarle disgustos al veterano policía (como, posiblemente, así ha sido, pese a que entre sus mandos policiales, de cara a la opinión pública, no se ha visto intención de perjudicarle)
Sin embargo, llegada la información a manos del Juez Instructor Juan del Olmo (según "El Mundo", gracias a su periódico), y convenientemente espoleada por los medios conspiracionistas, la instancia de Álvarez se convirtió en un caballo de batalla para los conspiracionistas, que soñaron con hacerlo caballo de Troya para burlar las defensas de la "Versión oficial".
Por supuesto, nadie debe creer que "El Mundo" se preocupa por la suerte del Inspector Jefe o la condecoración obtenida; lo único que ellos buscaban es una herramienta que les permitiera poner en duda cualquiera de las pruebas que pacientemente iba descubriendo el Juez del Olmo, aunque para ello tuvieran que presentar una noticia de manera capciosa, o desinformar a los lectores.
Y, de hecho, una vez comprobada que la historia de Álvarez no servía a sus fines, la dejan caer. Exprimen todo lo que pueden el zumo conspiracionista, pero no se preocupan de explicar a sus lectores que el Inspector sabía que los bultos habían ido a IFEMA, o de preguntarse por qué llama directamente a Del Olmo en lugar de a Bustos, o a sus superiores. Por no hablar de preocuparse de no presentar a sus lectores el contenido entero de la instancia, que en algunos pasajes, fundamentalmente los que hablan de la protección de Esperanza Aguirre, o del paso de Álvarez varias veces por delante de la mochila, producen una cierta vergüenza ajena.
Con todo, el diario "El Mundo" publicó a mediados del juicio un editorial y un artículo quejándose de que nadie hubiera llamado a declarar a su testigo estrella.
Increíblemente, y mira que ya cansa usar esta palabra aplicada a "El Mundo", el artículo subtitulaba así: "La fiscal no pidió la comparecencia del inspector Alvarez y la acusación que representa a la asociación de Pilar Manjón renunció a su testimonio" como si fuese culpa de una (la Fiscalía) y otra (la Asociación de Pilar Manjón) que no fuese llamado a declarar dicho testigo. En el editorial, al menos, se coscorroneaba a los abogados defensores, a quienes se acusaba de "escasa preparación" (aunque sin nombrar qué "defensores", mirusté) y en ninguno de los dos casos se hacía mención a que el resto de asociaciones con Acusación particular, singularmente las que seguían sendas conspiracionistas, tanta o más razón tenían que la Asociación de Pilar Manjón en pedir su testimonio.
En realidad, la misión de la Fiscalía, pese a lo que cree la gente, no es acusar, ni ir contra el acusado. Podríamos definir su papel como el de "Defensor de la Verdad" y además debe estimular al juez para que se pidan las pruebas o se realicen los análisis necesarios para el esclarecimiento de la verdad. Así, la Fiscalía pedirá el archivo o sobreseimiento del caso si cree que el acusado es inocente.
Por lo tanto, la Fiscalia estaba obligado a pedir la declaración de Miguel Ángel Álvarez si creía que con ello iba a avanzarse en la solución del caso, tanto a favor como en contra de los detenidos. Y en realidad pidió la comparecencia del Inspector, en un primer momento.
¿Por qué luego la anuló? Creo haber demostrado en entradas anteriores y en ésta que en la historia que cuenta hay puntos oscuros que, si bien no provocaron un daño permanente a la investigación, sí ocasionaron retrasos y dilaciones. Averiguado el periplo de la Mochila de Vallecas, corregido el relato de Álvarez eliminando sus distorsiones, queda vacío de interés su testimonio, pues no puede argumentar contra la existencia de la prueba, pero tampoco es preciso su testimonio para asegurarla. Por lo tanto, su presencia en la sala no serviría para hacer avanzar el juicio, y sí para hacerle pasar un muy mal rato (o consecuencias peores) cuando saliera a la luz su dudoso relato de los hechos. Por eso, creo yo, no le llamó la Fiscalía.
Las Acusaciones Particulares, al menos las que hicieron honor a su título, tampoco podían sacar tajada de este testimonio. La cadena de custodia estaba asegurada por otros testigos, y llamarle a declarar sólo hubiera servido para dar muncición a los conspiracionistas para enredar las cosas más. Por ello la Asociación de Víctimas Afectados por el 11-M , de Pilar Manjón para entendernos, tras citarle inicialmente, imagino que siguió luego el consejo de renunciar a su testimonio.
Lo único que puede sorprendernos, al menos a priori, es que los abogados defensores no llamaran a defender Miguel Ángel Álvarez, que los conspiracionistas habian encumbrado como un héroe por escribir su instancia, y en quien habían depositado todas las esperanzas.
¿Qué podían perder los detenidos con esa declaración? Como mucho, Álvarez podía reiterar que esa mochila que recuerda haber visto en el andén es la que se desactivó luego. Pero eso no añade nada a la demostración de la cadena de custodia. Y, en cambio, si lo que nos dicen los conspiracionistas es cierto, puede poner una pica en Flandes contra la Versión Oficial. Los abogados no tenían nada que perder, y algo, bastante, que ganar.
¿Quiénes son los que "pierden la oportunidad" de llamar a declarar a Álvarez? Los abogados defensores, desde luego, pero no sólo ellos,. Pese a los desmarques de "El Mundo" en sus páginas, no cabe duda de que existió flujo constante, como mínimo de información y documentación, entre los abogados defensores y los medios conspiracionistas como "El Mundo", Libertad Digital, Peones Negros y COPE. Hay serias dudas sobre la mano que financió alguno de los carísimos abogados de algunos de los detenidos. En los Foros abiertos al público en general de Libertad Digital se colgaron contantes y continuas llamadas a preparar preguntas para los abogados defensores, y una conocida miembro de Peones Negros publicó en un Foro de abogados un ofrecimiento, en su nombre y en el de...
"un grupo variopinto de personas que llevan meses estudiando los cuatro primeros tomos del Sumario y los Autos dictados por SSª Ilma. señor del Olmo"
...de ayuda, consistente en...
..."documentación que puede ayudaros: los informáticos han trabajado en los textos de forma que puedan introducirse búsquedas y agilizar el trabajo. Tenemos fotografías, análisis de los informes periciales, documentación complementaria de medios de comunicación, estudios científicos sobre diversas áreas...
Dada la situación, los Abogados que estamos integrados en el Blog y el Fondo Documental, hemos propuesto ofreceros todo lo que tenemos y el todo lo que esté en nuestras manos, para ayudaros en vuestro trabajo."
Si esto es lo que publicaron de cara al público... ¿cuánto más llegaríamos a saber de las relaciones de los citados medios con los [entonces] presuntos terroristas, si conociéramos la información contenida en foros secretos, o que no está en Internet?
Por tanto, si no se llamó a declarar a Miguel Ángel Álvarez, no pudo ser un despiste de uno o varios abogados defensores. Las relaciones con "El Mundo", COPE, Libertad Digital y Peones Negros & Cia hacen imposible creer que nadie, nadie, haya caido en la cuenta y avisado a quien se debía. Tenemos, pues, que buscar otra explicación.
¿No será que no les interesaba?
Analizando las cosas fríamente, una declaración del Inspector Jefe Álvarez tenía pocos visos de resultar útil a los acusados. Él mismo había declarado ya que no ponía en juicio la cadena de custodia, y por otro lado su testimonio podía ser desacreditado completamente con los testigos que podían afirmar haberle visto entre quienes mandaron los bultos a IFEMA, y con esa especie de semi-insubordinación que supone haber llamado al Juez del Olmo en lugar de comunicárselo a sus superiores (los conspiracionistas aprovecharon ésto para insinuar que no se fiaba de sus superiores, pero el propio Álvarez negó ésto ¿qué motivos podría alegar, pues?)
En cambio, un Inspector Jefe Álvarez cuya declaración no hubiese sido desacreditada públicamente, por no haber sido llamado a declarar, ha dado más juego a los conspiracionistas. Aún en el día de hoy, leemos en el blog de Luis Del Pino, escuchamos en "La Mañana" de Federico Jiménez Losantos, y encontramos en artículos puntuales en "El Mundo" referencias al "inspector que asegura que la mochila de Vallecas se perdió durante dos horas" y "que no reconoció la mochila".
Con una bonificación: el no haber sido llamado a declarar, junto con el actual desconocimiento sobre su paradero, les sirve para hablar de "oscuras maniobras destinadas a silenciar su testimonio" y a "represalias", cosas que no podrían mantenerse (al menos no si no tienes la cara de cemento) de haberse conocido los puntos débiles de la historia de M.A. Álvarez.
Actualmente no sé qué ha sido de él. Leí en algún sitio que se había ido de la policía "por resquemor".
Francamente, no creo que haya sido por resquemor. Quizás una salida pactada haya sido lo que más se acerca a la verdad.
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